Thursday, October 6

Sobre los extranjeros

Desde hace mucho tiempo tengo muchas inquietudes respecto a la población extranjera en Costa Rica, principalmente nicaragüense.
Primero tuve la impresión de que su estadía acá era innecesaria, popularmente desaprobada e indeseable.
Para esos días también estuve viendo crecer la inmigración colombiana, china, y cubana. Aún así, los nicas siguen ganando por mucho.
Según los últimos datos, este crecimiento demográfico ya se ha visto disminuido. Y hasta ahora es que los astutos líderes de este país quieren implementar una ley para estos menesteres (como quien dice: ya pa' qué?).

Cuando pensaba que se puede decir de los nicaragüenses y demás extranjeros, me di cuenta de algunos datos claves en esta realidad.

1. Si trabajan en Costa Rica, es porque hay trabajo. El tico es el que no desea trabajar. Y estos trabajos son precisamente los de cultivos: caña, café o bien construcción.
2. Si trabajan es porque además alguien los contrata. Algunos ticos son muy cómodos y se ahorran mucho dinero en seguros y seguro social al no reportarlos y pagarles salarios inferiores. Esto por supuesto
les significa manejar mejor sus costos. Compiten por precios en los mercados en que vendan. El problema acá es que se premia al corrupto. El tico honrado que haga las cosas con "todas las de ley" se termina viendo "jodido".
3. Claro está que también salen de su países porque las condiciones no son las mejores.

La culpa de esto que muchos relegan no es entonces de los inmigrantes (en su totalidad) sino también de los mismos costarricenses.
Si nos dedicáramos a trabajar por el bienestar social, y nos comprometiéramos, otro sería el cuento.
Muy probablemente no habría plazas disponibles para extranjeros, y nada estarían haciendo acá. Y si los dueños de cías no contrataran haciendo caso omiso de sus responsabilidades, tampoco tendrían forma de vivir acá (me refiero cuando la contratación se realiza ilegalmente).

Ahora bien, ésta es sólo una forma de ver el problema. Sin embargo, existen otros puntos de vista.
La inmigración es un fenómeno mundial. Así que hasta en Costa Rica debería darse en algún grado. Finalmente todos más allá de ciudadanos de naciones, somos ciudadanos del mundo. No debería ser tan estricta esta diferencia. En dado caso, si existe un arraigo y aprecio por lo que uno ha trabajado y su tierra. Los cómodos nunca deberían ser bienvenidos ni aceptados. En este sentido lo conveniente es decidir a quienes invitar a pasar a nuestro hogar, y a quienes dejar por fuera de nuestra puerta.

Lo otro que me preocupa de este tema, es lo mismo que ocurre en algunos estados de EE.UU. con la población latina. Podría llegar el día en que la población nicaragüense alcance un número significativo y los convierta
en un atractivo sector de la población en campañas electorales (tendrían poder político) y por ende tendrían voz y voto para decisiones en nuestro suelo. De hecho, la población nicaragüense ya es lo suficientemente grande como para empezar a "coquetear" con ella pero en otro nivel (mercadeo y comercio por ejemplo). Aún así, no todos ellos pueden ejercer voto en Costa Rica. Sin embargo sus hijos nacidos en este suelo lo podrán hacer en 18 años o menos.

Se vale la inmigración (de hecho muchos ticos son extranjeros en otras naciones) pero cuando se da en buenos términos. Lamentablemente en Costa Rica inmigrante es casi sinónimo de “algo malo”. No debe ser estrictamente así.
Aunque a veces la vista nos engañe (o el prejuicio) y digamos que los extranjeros sólo para "mal" sirven, lo cierto es que es inegable que al menos han venido a hacer el trabajo que otros (los propios) no han querido. Y eso, aunque con empleos ilegales, ha impulsado la producción tica.

Otra solución sería (y con mucho de utópica) que nuestro bien como nación radique en el bien particular de las demás naciones. Si en un mundo feliz e irreal (al menos en un mediano plazo) los nicaragüenses progresaran, lo mismo que la región centroamericana en conjunto, asumo que ellos solos tomarían la decisión de abandonar este país y retornar a los suyos.
Finalmente todos somos "de los mismos", qué bueno sería que los países hermanos nuestros pudieran garantizar a los suyos una vida digna y próspera, tal como la que los ticos hemos procurado darnos.


Como conclusión: la población extranjera ya que no se puede evitar, debería ser al menos pensada. Si EE.UU. no puede evitar lidiar con la misma, es iluso que nosotros podamos (por ejemplo).
No quiero satanizar al extranjero, sino todo lo contrario, reconocerle los logros que hayan tenido. Pero tampoco se puede negar que un importante sector es también causante de males sociales: bandas de sicarios, drogas, violencia (que también la hay ya de por si en los ticos).
Y finalmente en tiempos en que los mismos costarricenses especulamos acerca del futuro de la nación, se vuelve casi inadmisible dar prioridad en algunos de nuestras instituciones a terceros. Es decir: salud y educación para los propios primero.

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