¿La fuerza de la razón.... o la razón a la fuerza?

Hace unos días varios compañeros de trabajo discutían fuertemente, y uno de ellos tenía la razón. Otro interrumpió (al verse afectado con los comentarios) y en vista que no tenía ni pizca de razón, le ofreció “amablemente” cerrarle “el hocico” para que se callara.
Cuando uno no tiene argumentos y no es poseedor de la razón, y no cuenta con la educación necesaria; lo más fácil para resolver un problema es recurrir a la fuerza bruta (y en efecto: ¡bruta!)

Lo mismo pasa con quienes atropellan los derechos ajenos haciéndose llamar “la representación del pueblo”, y que se manifiestan por cuantos pretexto encuentran. Paralizan, entorpecen los servicios, el transporte, la actividad económica del país, el bienestar e integridad de quienes si queremos trabajar y luchar por el país.

Me entristece ver esta cara de “terrorismo” (lo nombro así porque amenazan y extorsionan para conseguir sus exigencias) que algunos sindicalistas, estudiantes y otros gremios han impulsado en nuestro país.