Hoy, 02 de noviembre
Hay una frase muy “quemada” que dice que no muere quien no es olvidado.
Hoy que se le conmemora a los difuntos, recuerdo a mi padre. Yo tenía poquito más de tres años cuando falleció, y contrario a lo que la lógica indica si tengo recuerdos de él.
El día que me llevó a mi primer día de “kinder” y yo no quise entrar, le puse los pies en la entrada y se sentó a mi lado para negociar conmigo. Sin regaños y sin enojos me dio sus argumentos y respetó mi deseo, pero me enseñó el valor de mantener una promesa. El trato fue que nos devolvíamos a la casa, si yo prometía ir al día siguiente. Y así fue.
Recuerdo una vez que tenía la cara sucia, y papi se inclinó hacia mi, se mojó el dedo pulgar y me limpió la mejilla. Fue tan bonita la cara que tenía que todavía hoy siento esa “caricia limpiadora”.
Cuando uno es niño no es conciente de muchas cosas “torpes” que hace. Al poco tiempo de perder papi su pierna a causa del cáncer, mami me pidió que lo llamara a la mesa para almorzar. Yo le acerqué las muletas y caminamos hacia el comedor. Me le guindé de la única pierna que tenía. No hubo regaños, ni malas caras ni un desprecio. Yo sólo lo abracé y él avanzó conmigo como pudo. Ahora que lo pienso probablemente le estorbaba para andar, pero como premio recibí una sonrisa y un beso.
Hace poco más de dos años encontré una carta que papi escribió desde Méjico, mientras estuvo estudiando allá, en donde hablaba de mi en el último párrafo. Decía que estaba muy feliz porque “el gordo infame” le había hablado por teléfono y le había dicho papá, y que aunque casi no le dije nada más, se notaba que yo estaba contento y lo quería mucho. Esperé hasta la noche para leer esa carta, y lloré como pocas veces lo hago. Papi no se equivocó: yo amo a la figura que representa mi padre, y cada historia que escucho de él es un tesoro que guardo y que procuro seguir para algún día ser recordado como lo recuerdan a él, aún después de más de 20 años de haberse ido.
Mi papá ya no está acá, pero no lo he olvidado y por eso es que sigue vivo. Un abrazo para quienes hoy recuerdan a alguien que también se fue, pero sigue estando ahí.
Hoy que se le conmemora a los difuntos, recuerdo a mi padre. Yo tenía poquito más de tres años cuando falleció, y contrario a lo que la lógica indica si tengo recuerdos de él.
El día que me llevó a mi primer día de “kinder” y yo no quise entrar, le puse los pies en la entrada y se sentó a mi lado para negociar conmigo. Sin regaños y sin enojos me dio sus argumentos y respetó mi deseo, pero me enseñó el valor de mantener una promesa. El trato fue que nos devolvíamos a la casa, si yo prometía ir al día siguiente. Y así fue.
Recuerdo una vez que tenía la cara sucia, y papi se inclinó hacia mi, se mojó el dedo pulgar y me limpió la mejilla. Fue tan bonita la cara que tenía que todavía hoy siento esa “caricia limpiadora”.
Cuando uno es niño no es conciente de muchas cosas “torpes” que hace. Al poco tiempo de perder papi su pierna a causa del cáncer, mami me pidió que lo llamara a la mesa para almorzar. Yo le acerqué las muletas y caminamos hacia el comedor. Me le guindé de la única pierna que tenía. No hubo regaños, ni malas caras ni un desprecio. Yo sólo lo abracé y él avanzó conmigo como pudo. Ahora que lo pienso probablemente le estorbaba para andar, pero como premio recibí una sonrisa y un beso.
Hace poco más de dos años encontré una carta que papi escribió desde Méjico, mientras estuvo estudiando allá, en donde hablaba de mi en el último párrafo. Decía que estaba muy feliz porque “el gordo infame” le había hablado por teléfono y le había dicho papá, y que aunque casi no le dije nada más, se notaba que yo estaba contento y lo quería mucho. Esperé hasta la noche para leer esa carta, y lloré como pocas veces lo hago. Papi no se equivocó: yo amo a la figura que representa mi padre, y cada historia que escucho de él es un tesoro que guardo y que procuro seguir para algún día ser recordado como lo recuerdan a él, aún después de más de 20 años de haberse ido.
Mi papá ya no está acá, pero no lo he olvidado y por eso es que sigue vivo. Un abrazo para quienes hoy recuerdan a alguien que también se fue, pero sigue estando ahí.
5 Comments:
sniff...
Siempre me recuerdo de esa frase, para nunca olvidarme de papi, y que siga entre nosotros...
Era tan bello :)
Yo por más que intento, no me acuerdo de él. Pero como escribiste, cada historia que escucho es como un tesoro, el más valioso, que cuido para recordarlo.
qué lindo post. me encantó. yo tb tengo cosas para recordar en estos días. y de vdd q las cosas más pequeñas son las q uno recuerda o recordará más vividamente con el tiempo. :)
Hoy y todos los días son para recordar a los que ya no están... al menos no físicamente...
Auuu! :( me llego mil tu post..!
Los recuerdos!!! siempre ando jalando el saco.
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