Si quiero saber sobre lenguaje, acudo al filólogo. Si quiero saber de sexo, visito un sexólogo. Si quiero saber de Dios, converso con mi pepe grillo (léase mi fuero interno), o lo busco a Él (para no estar en dimes y diretes con intermediarios y teléfonos “chochos”). Si quiero conocer manipulación de masas, visitaré políticos o a jerarcas religiosos.
Sabe más un chancho de astrología que “célibes” de sexo. (Digo “célibes” porque todos sabemos por denuncias, escándalos y reportajes de los líos de cama de sacerdotes con mujeres y niños).
Esta institución milenaria, con prácticas en efecto milenarias (léase nada ajustadas a nuestros días) e ideas cubiertas de polvo y telas de araña, que se ha caracterizado por saqueos y guerras con cruces para saquear naciones en busca de riqueza, que persiguió y asesinó gente durante todo el oscurantismo, la misma que ha matado y luego premia con “santificaciones” para enmendar culpas (Juana de Arco por dar un ejemplo), la misma que tardó “la vida entera” y una más en reconocer el proceso evolutivo expuesto por Darwin, es la misma que viene a “joder”
con una propaganda de varias instituciones acerca del SIDA. Para quienes no la han visto, el anuncio propone abstenerse como opción número uno para evitar este virus, o el uso del condón como una opción alternativa.
Pero la valiente Iglesia Católica y Apostólica, representada por el obispo José Francisco Ulloa, apela al “oscurantismo” informativo, a tapar la realidad, hacerse de la vista gorda, y predicar cosas que ya no son.
En palabras de Ulloa: “el condón degrada la dignidad y promueve el libertinaje sexual entre los hombres”.
Y mientras leo esto me digo: ¡qué disparate!
Indigno es usar un látex desde la punta hasta la base. Pero digno es morir lentamente, durante años, sufrir discriminación, dolor físico, psicológico, sin cura. Recordemos que el condón no solo previene enfermedades sino también es un instrumento para planificar (la iglesia se muestra en desacuerdo con esto también)
Asumo que entonces es digno es vivir con familias numerosas, y sin alimento, en condiciones por debajo del promedio, con una cama para 5 niños hambrientos. Digno también es que la necesidad de algunos grupos marginados los lleve a delinquir, porque en casa sus muchos hermanos mueren de hambre.
Digno es la llegada al mundo de niños sin hogar, digno es una madre irresponsable regalando, vendiendo y abandonando a su bebé. Digno es el hombre de poca virilidad que ante la paternidad huye. Digno es el herpes, la sífilis.
Tiene razón don Francisco: indigno es colocarme un condón.
Sabe más un chancho de astrología….. ¡y muchos aún se dejan engañar!