En el colegio si te gustaba la chic, vos apretabas y listo (para los no ticos apretar es besar jeje). Era cuestión de animarse a hablarle.
Ahora si te gusta, le hablás, luego verás si a pesar de hablarle te gusta., y apretar ya no es gran cosa.
Si en el cole un mae o una chic apretaban con muchos, eso era popularidad, y un perro o bien una zorra. Ahora es casi lo mismo (con la popularidad a veces invertida), pero incluís en el cuento una cama (o el carro, el desayunador, la ducha del motel, etc)
De adolescente uno no se fijaba tanto en si la persona usaba bien su ropa, si hablaba bien, si sabía de “x” o “y” tema, qué aspiraciones de vida tenía, si le interesaba o no estudiar, si deseaba una, dos o ninguna carrera, si los idiomas eran importantes, si iba a pagar a medias la cuenta, si gustaba de leer, o si le gustaba el reggaeton o era rockera, si el teatro la hacía más feliz que el cine, cuántos hijos tenía o quería.
Incluso para salir a un bar, cuando uno estrenaba cédula se metía a los lugares más populosos, en donde no cabía ni el flaco de los productos Light de Dos Pinos. Ahora más de uno se pone “en varas” y prefiere sitios más tranquilos.
En fin… es curioso conforme el tiempo avanza (que no es lo mismo que decir: conforme uno se hace viejo, ¿o si?) la gente (claro que hablo de mi mismo también) se vuelve más complicada, más quejumbrosa, y algo que se supone debe ser sencillo se enreda tanto. Si bien algunas cosas es bueno tenerlas en cuenta hay otras que están de más, a veces uno sólo se jode la vida.